"El sueño de Berlín" es una novela escrita en colaboración por Ana Alonso y Javier Pelegrín que fue publicada por la editorial Anaya en abril de 2015. Mi reseña, que sigue a continuación, apareció en Anika Entre Libros en julio de 2015.
Sinopsis:
Ana es una adolescente con trastorno obsesivo compulsivo. Intenta que en el Instituto nadie lo sepa para que no la señalen y su vida aún sea peor. En su casa hay división de opiniones sobre lo que sería mejor para ella, si la medicación o una terapia. Bruno es nuevo ese curso y se ha fijado en ella. Cuando conoce su problema, decide ayudarla y busca la manera para que lo supere, aunque tal vez su propuesta sea demasiado complicada y pueda empeorar las cosas.
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En "El sueño de Berlín" confluye una historia romántica con el propósito didáctico de mostrar cómo vive una persona que sufre trastorno obsesivo compulsivo. Como es normal que también se busque información en internet, para ayudar en ese propósito incluye las siglas tanto en español (TOC) como en inglés (OCD), además de la denominación en este idioma: obsessive compulsive disorder. Igualmente ofrece algunos datos como, por ejemplo, referencias a una película, "Mejor imposible", a un musical, "Glee" y a la frecuencia en adultos, que sería del uno por ciento.
La consideración del trastorno como una enfermedad puede ser correcta para su diagnóstico y posible tratamiento, pero también es muy útil para que el resto de personas lo vean de esa manera y no piensen que lo que le ocurre a la persona afectada es que tiene manías o, directamente, que es rara, lo que ya sería una calificación denigrante y con posibles consecuencias sociales en el entorno cercano, que podría llegar al bullying.
¿Es realista el desarrollo del personaje de Ana? Visto desde fuera, sí, pues lo que perciben las personas que estén cerca es su comportamiento y aquí también podrán ver lo que ocurre en su interior y cómo lo vive. En ese sentido incide en algunos aspectos como el sentimiento de culpa, el derrotismo que acompaña sus acciones, la sensación de indefensión ante algo que la supera, tal como le ocurrió en el pasado y casi seguro que le seguirá ocurriendo.
Así mismo, para quienes les preocupase qué es lo que se puede hacer, por su implicación personal directa o porque la misma persona está afectada, plantea las dos vías paliativas, a las que se puede recurrir juntas o por separado: medicación y terapia de exposición.
¿Y visto desde dentro? ¿Se podría identificar con el personaje alguien con ese trastorno? Más o menos, tenemos que comprender que es una novela, no un tratado clínico, por lo que las limitaciones narrativas y de espacio influirán en cierta simplificación. Por consiguiente, hay acciones o actitudes que quedan fuera, mientras que aparecen otras que no son compartidas.
Ambos personajes, Ana y Bruno, se alternan en la narración, mostrando el punto de vista de cada uno en cada momento de la acción, que nos cuentan en primera persona y como si incluyesen al lector dentro de un grupo de amigos.
Es una historia optimista, de superación personal y de compañerismo, desarrollada con un lenguaje directo, sin artificios y muy cercano. Está dirigida a un público juvenil, al que le ofrece una lectura interesante y bastante entretenida.
Selin
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