"La ropavejera, el génesis del mal" es una novela de Ramón Cerdà, publicada por la editorial "El fantasma de los sueños".
Sinopsis (del autor):
Enriqueta Martí, más conocida como «La Vampira del Raval»
fue sin duda la mayor asesina en serie en la España de principios del siglo XX.
Proxeneta, secuestradora y sacamantecas, mucho es lo que se ha escrito de ella,
pero aun así, son todavía numerosas las lagunas que quedan en la historia.
En la calle Ponent, 29 de Barcelona, donde vivía, La
Ropavejera tenía instalado algo más que un burdel, ofreciendo a sus clientes de
la alta burguesía, cremas y elixires elaborados con sangre y grasa de sus
víctimas.
¿Dónde termina la verdadera Enriqueta Martí y dónde comienza
La Ropavejera?
Eso nadie lo sabe… ni lo sabrá nunca.
Comentarios:
Algo me sonaba la historia, muy propia de la crónica negra
de Barcelona, por lo que acepté con rapidez la propuesta de Ramón Cerdà de leer
la adaptación a novela que había hecho del corto cinematográfico “La
Ropavejera”, escrito y dirigido por Nacho Ruipérez.
Lo cierto es que la historia impresiona, atrapando la
atención desde el primer momento. Un factor fundamental es que el tratamiento
es neutral y en realidad no se posiciona, sino que describe los hechos y
también hace que la protagonista sea quien cuente lo que sucedió. Sin esconder
nada y justificaciones las justas. Lo cierto es que, aparte los niños, no hay
inocentes en ese abismo social que siempre se mantendrá oculto a la mirada
social.
Un aspecto que resulta muy bien trabajado y que permite
situarse en una inmejorable posición del desarrollo de la trama, es la
alternancia entre el punto de vista de la propia Enriqueta, que relata su
historia en primera persona, y la narración en tercera persona en otros
momentos. De esa forma la imagen aportada es mucho más completa y se percibe
una aureola de autenticidad, como si fuese una crónica negra periodística de
unos hechos reales.
Y eso que buena parte de la narración se centra en lo que
ocurre de puertas para adentro, que las escenas exteriores hacen más bien de
hilo conductor, además de que algunas ocurren alejadas de esa parte del Raval
de Barcelona.
Una zona que conozco bien pues hace bastantes años vivía en
una calle que también sale mencionada en el libro, Riereta, además de cruzar
muchas veces la que antes se llamaba Ponent y ahora Joaquín Costa. Aunque ahora
dé otra imagen, pero de lejos o si se va en coche, si un transeúnte pasease por
esos lugares, de día observe quien le mire y si ha caído la noche muévase con
firmeza y propósito, como si fuese un vecino más.
Comprendo que tal vez los hechos relatados no sean del todo
ciertos, pero aun así, la lectura de “La ropavejera, el génesis del mal” aporta una verosimilitud
tal que da la sensación de que estemos ante la verdadera historia. Y aunque no
lo sea, el resultado es el mismo: una lectura que disfrutarán los aficionados
al género negro, que encontrarán ahí una excelente novela.
Selin
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