Había
visto noticias sobre esta feria, incluso dispuse de invitación para una edición
anterior, pero era la primera vez que pude asistir. Escogí el día 2, jueves,
para mi visita. Luego me he enterado que si, en vez de ir por la mañana,
hubiese ido por la tarde, no me haría falta nada pues la entrada era libre. Me
pregunto entonces si alguien pagaría los 30 euros que costaba entrar fuera del
horario abierto al público en general.
Cuando
llegué la afluencia de visitantes era mínima, tanto que las cuatro azafatas
pasaban el tiempo en animada charla. Aún que conseguí que me atendiera una de
ellas cuando acabé de rellenar todos los datos solicitados en la invitación.
Dentro
el reparto de espacios seguía la tónica habitual de las ferias, con más pasillo
que espacio ocupado, en este caso por las editoriales. Eso sin contar con las
extensiones vacías en los laterales del pabellón.
Respecto
de la gente presente, me pareció que había pocos visitantes deambulando, más
bien eran casi todos expositores, tal como indicaba en las identificaciones una
banda impresa, que si era legible al contrario de los nombres, que tenías que
acercarte hasta casi el contacto.
También
había libros, cómo no, aunque arrinconados en estanterías, pues eran muestras
que no estaban a la venta. ¿Qué harían luego con ellos? No han sido leídos,
aunque sí han sufrido traslados y manipulaciones. En un símil con los coches,
¿son libros página cero?
El área dedicada a la edición digital contrastaba
con la arquitectura novecentista del pabellón, visible en cuanto levantabas un
poco la mirada.
Aun con todo, podías
irte con algún libro si te acercabas al stand de Turquía, pues tenían un
mostrador lleno de libros que ofrecían gratis a los visitantes. Aproveché la
oportunidad para llevarme uno sobre la Capadocia y otro de artesanía otomana.
La visita más
provechosa fue a un stand donde vi unas agendas para el 2015. Me acerqué y
pregunté con todo el morro si me podía llevar una. Durante la conversación me
enteré que se trata de una empresa, Liberdigital impresión, dedicada a la impresión bajo demanda de
libros en tiradas reducidas a unos precios muy asequibles según la tarifa que
me presentaron.
Realmente es un tema interesante para los escritores aficionados, que así no tendrían que recurrir a ceder su obra a una empresa de servicios editoriales, aceptando todas las condiciones que les marquen a cambio de ver impreso su libro.
Después de una hora
por allí, tuve la impresión general de que es una feria de escaparate y de
promoción en los medios, además de servir para consolidar las relaciones
comerciales ya existentes, porque lo que es nueva clientela, poca había que se
pudiese captar.
Selin
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