Sinopsis (de la autora):
No corría el aire, iba a ser otro mal día. El
matrimonio del comisario Cabarga no pasa por un buen momento. Él y su familia
necesitan esas vacaciones. Pero el hallazgo inesperado de un cadáver en el
antiguo barrio del puerto de pescadores, va a trastocar sus planes de un modo
que no puede imaginar. Nadie echó en falta ese cadáver hasta que el olor de la
putrefacción comenzó a molestar, y sin
embargo, a su lado la policía encuentra amontonados varios fajos de billetes de
curso legal. Demasiado dinero como para que alguien lo deje abandonado sin más.
Comentarios:
Si hacemos caso de las frases que acompañan al título y que
hacen referencia a su protagonista, el comisario Cabarga, debería existir algún
libro más puesto que se refiere a este caso que nos ocupa como que es otro más
de su carrera, pero tal vez eso sea un recurso literario y no sea así
realmente, o se trate de que, si existe, no está publicado y espera su
oportunidad en un cajón.
La acción se desarrolla en una ciudad costera que no se
llega a identificar en el libro y el nombre de la calle es de lo más habitual
si además tiene vocación marinera. También puede ser una estrategia para
camuflar el escenario de barrio de los bajos fondos, un lugar donde los
personajes más bien sobreviven en un día a día con pocas esperanzas de mejora,
sin que se asocie el escenario con la ciudad real donde ocurren los sucesos.
El principio tiene un aire tragicómico que se queda ahí, en
la escena inicial. Luego mantiene un estilo serio bastante más acorde con una
investigación policial o también puede ser que la personalidad del comisario
Cabarga se imponga sobre el desarrollo de la trama.
El conocimiento de las circunstancias por parte del lector
va parejo con el desarrollo de los acontecimientos y coincide con lo que ambos
policías van descubriendo, que unas veces va en la dirección correcta y otras
no tiene nada que ver, por lo que seguiremos sus aventuras tal cual las viven
ellos mismos.
Otro aspecto importante es que las pesquisas se desarrollan
durante poco más que dos días, durante el puente del quince de agosto, con un
ir y venir continuo en busca del dato relevante que permita resolver el caso,
que es a lo que aspiran los policías, pues lo que venga después, con la
justicia de por medio, ya es otro asunto en el que pintan más bien poco.
También los problemas personales de los investigadores
tienen un peso importante, marcando el ritmo de sus movimientos, sobre todo en
lo referente al comisario Cabarga.
En paralelo a la investigación aparece una historia
intercalada y remarcada con la letra en cursiva. Aunque ahí esté la clave del
asunto, tal como se presenta apenas da ninguna información y cuando lo hace es
para corroborar lo ya conocido, al menos una parte.
Con un conjunto equilibrado y atractivo, “Calle del Carmen,
21” es una interesante novela policíaca que proporcionará una buena lectura a
las personas aficionadas al género.
Selin
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