miércoles, 31 de octubre de 2012

La hoguera de Samaín

Hace unos meses que no me presentaba a la cita y ya tocaba recuperar el ritmo. Para este mes y en concreto para esta fecha especial del 31 de octubre, donde se cruzan los vivos y los muertos, tenemos la propuesta de una historia basada en el concepto primigenio de esta festividad:

Proyecto de octubre: Los dos mundos

Por la noche advertía que estaba incompleta. Ahora ya la he finalizado. El enlace seguirá siendo el mismo, aunque observaréis que ha cambiado el título. Las historias están vivas y evolucionan según se escriben.


LA HOGUERA DE SAMAÍN


La hoguera alumbraba el pequeño claro entre las cabañas y el bosque. Safia estaba sentada a la lumbre, con trozos de leña al lado para alimentarla hasta el alba.

Unos días atrás había finalizado la cosecha. Ahora, como preludio de los fríos, las noches empezaban a ser más largas que los días. Era el momento de proteger el pequeño poblado de las presencias que pululaban por el bosque cercano.

Estaba sola. Serena, sin miedo, protegida por las llamas serpenteantes que se alzaban de la pila de leña. Notaba movimiento más allá de la linde de arbustos, entre los árboles. También ruidos extraños: siseos, roces, golpes. Aunque los había oído año tras año, todavía no se había acostumbrado y le seguían sonando totalmente desconocidos.

No eran de este mundo. Y no podía permitir que traspasasen el lugar donde ella estaba. Por eso vigilaba que la hoguera se mantuviese encendida. También miraba al oscuro cielo nocturno. La lluvia podía ser un problema, este año no, estaba despejado. Pero no corría viento y la niebla empezaba a manifestarse, desdibujando los contornos de la vegetación cercana.

No le vio llegar. De pronto estaba sentado a su lado, observando también la hoguera. Era Jonás, que le hacía compañía. También estaba su viejo perro, no recordaba como lo llamaban. Tampoco hacía falta llamarlo, siempre se acercaba en busca de cualquier cosa que pudiese comer o morder.



—No te he visto llegar. ¿Hace rato que estás aquí?
—Estaba paseando. He visto la luz de la hoguera y he venido.

Las llamas de la hoguera se reflejaban en la niebla se cernía alrededor. Se formaban imágenes vaporosas que pronto se transformaban en otras. A veces eran rostros y parecía que estuviesen allí mismo observando.

—También les veo a ellos. Resulta extraño. Hay algunos que no los recuerdo, aunque sé quienes son. Se fueron hace mucho tiempo.
—En esta noche, Jonás, todos vuelven. Nos recuerdan y quieren hacernos compañía.

La noche se acercaba a su fin, por levante se anunciaba el alba con los primeros colores que rompían la oscuridad del cielo.


—Ahora debes irte, Jonás, y seguir tu camino.
—No sé dónde tengo que ir.
—Aquí no te puedes quedar, ya no es tu sitio.
—Es que no conozco nada más.
—Lo sé, pero así ha de ser.
—¿No puedo volver?
—Hasta el próximo año no, tu tiempo acabó.
—Pero fuera de aquí sólo hay oscuridad.
—Cuando sólo queden rescoldos en la hoguera, comenzarás a ver en la oscuridad.
—¿Cómo dices eso? ¿Has estado allí?
—No, todavía no, pero pronto llegará mi hora. Entonces recorreré tu mismo camino y yo también conoceré.
—Pero sí sabes algo, ¿o no?
—Nada más que lo que me han contado. Adiós, Jonás.

Las presencias que habían sido su compañía durante la noche se difuminaron en la niebla. Safia les recordaba bien. Ambos siempre estaban juntos. Habían muerto unos meses antes, hacia la primavera. Desde entonces sus espíritus habían vagado entre las sombras hasta que vieron la luz. Ahora seguirían su camino. El rito de la hoguera de Samain había cumplido su propósito un año más.


Selin

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8 comentarios:

  1. Hola Selin, me ha gustado la historia que planteas, no tuve complicaciones para leerla, está muy bien narrada. Enhorabuena. Nos seguimos leyendo. ¡Saludos!

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  2. Selin: Me dejaste pensando en cuanto se han proliferado en el "otro mundo", los seres que amé y que sigo amando: Mi madre, mi padre, mi esposo, mi hermana, una sobrina y mucho, muchos tíos.
    Alguna vez yo, junto con ellos me acercaré a la hoguera de Samain y nos alejaremos cuando llegue el alba.
    Muy buena reflexión, amigo: Doña Ku

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  3. Tu relato me recordó mis dias de infancia en aquel pueblito lleno de mitos; y temores infundados respecto al mundo de los muertos. Cuanta calma me brindaba una hoguera o el candil encendido.

    Saludos.

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  4. Compruebo que la mayoría de nosotros nos hemos visto "embrujados" por la llama de tu hoguera.A mi también me recuerda a mi niñez, atizando la lumbre de la chimenea y observando las llamas totalmente cautivada. He sentido el calor de tu relato. Enhorabuena. Saludos

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  5. ¡Al final lo entendí todo! Me gusta mucho tu relato, me conmovió mucho. ¡Un abrazo!

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  6. ¡Hola Selin!
    Me gusto mucho tu relato, se me hizo interesant ey me atrapó desde el principio. No se si exista esa tradición de la hoguera, pero la mujer se me figuro como a una sacerdotisa o algo por el estilo.
    En fin, muchas gracias por habernos compartido tu relato :) ¡espero leer más de ti!

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  7. Me encantó tu enfoque, y me hizo imaginarme millones de historias más, que para mí hace que sea un gran relato, y también imaginarme la escena, con lo que quiero decir que está fantásticamente narrado, fluído, y precioso. Me genera un duda, si he de ser sincera: ¿a Jonás lo veía a su lado,y era el único que se dirigía a ella porque era recién muerto? ¿O porque la conocía? ¿O porque el resto eran más como espíritus malignos? Gracias por compartir ;)

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