miércoles, 22 de febrero de 2012

Datos a medida

Este mes la propuesta ha sido escribir un relato con una nueva versión de Cupido. Me he valido de la tecnología, de esos cruces de perfiles que hacen los sitios dedicados a encontrar relaciones para quienes se inscriben. Espero que os guste. Hasta luego.


DATOS A MEDIDA


María Elvira estaba sentada en una silla de la recepción de La Flecha Certera, una agencia matrimonial y de relaciones de amistad. La habían llamado de Worker, una empresa de trabajo temporal, para hacer una suplencia de dos semanas y que se presentase ese mismo viernes en la agencia para concretar detalles.
En una carpeta tenía preparado el currículum, donde predominaba la imaginación sobre la realidad, y la carta de presentación que le habían proporcionado en la ETT. No esperaba que el trabajo fuese gran cosa, pero al menos le serviría para ganar algo de dinero y añadir una nueva línea de experiencia en el currículum.
Iba a sustituir las dos semanas de vacaciones de la recepcionista, que en ese momento estaba introduciendo datos en las fichas de los clientes. Le había dicho que la encargada estaba atendiendo un cliente y que la recibiría en cuanto finalizase la visita.
Quince minutos después se abrió la puerta de un despacho. María Elvira giró hacia allí la mirada, curiosa por ver quién habría contratado los servicios de la agencia. Vio una mujer, vestida con un elegante traje chaqueta, que flanqueaba el paso a un joven de buen aspecto. Tuvo la sensación de que le conocía, pero no le acababa de situar. Confundida y temerosa de que él sí la reconociese, se parapetó tras la revista que estaba leyendo.
Luego que el joven salió a la calle, la recepcionista le hizo una indicación a la encargada, que se acercó hacia ella, la saludó y le pidió que la acompañase al despacho.
—La envían de Worker para una cobertura de dos semanas, ¿cierto?
—Sí, señora —dijo, entregándole el currículum y la carta de la ETT.
La encargada miró los documentos y leyó por encima su contenido.
—María Elvira Betanzos, 23 años..., experiencia laboral, ¡hum!, algo escasa..., estudios bien, bueno, aceptables... —Levantó la vista—. ¿Podrá empezar el lunes?
—Sí, claro.
—Esté en la puerta a las nueve de la mañana. El trabajo no es complicado, nuestra recepcionista, Irene, la dará ahora algunas instrucciones.
María Elvira entendió que la entrevista había terminado, se levantó, salió del despacho y se dirigió al mostrador de recepción, donde Irene ya la estaba esperando. No tardaron mucho, media hora más tarde ya estaba de regreso a su casa.
El lunes llegó rápido y María Elvira ya estaba en la puerta cuando llegó la encargada. Enseguida se puso al trabajo, pues comprobó que había bastantes fichas pendientes de introducir en la base de datos. Parecía que la recepcionista había empezado sus vacaciones a media tarde, relajada y sin ganas ya de hacer nada, sin esperar al final de la jornada.
A media mañana se encontró con la ficha del joven que había visto cuando vino el viernes. Contempló la foto y la dirección. Comprobó que vivía cerca de ella, seguro que se lo habría cruzado alguna vez y por eso le pareció conocido. Se disponía a entrar los datos, pero sintió curiosidad y, para que negarlo, también algo de interés. Leyó atentamente los datos personales. Ernesto Moragas, 25 años, soltero, también vio que tenía un buen trabajo. Cuando llegó a sus gustos y aficiones, le sorprendió comprobar que coincidía con ella en varios aspectos. Parecía interesante y se le ocurrió que tal vez…
Echó un vistazo para asegurarse de que no había nadie, entró sus datos como si tal cosa y luego se hizo ella misma su propia ficha. Hizo una prueba con el programa y comprobó satisfecha que los perfiles casaban bien. No se lo pensó mucho más y, a continuación, imprimió el informe que se enviaría al cliente comunicándole que había un perfil adecuado a sus intereses y se le proponía una cita. Introdujo el impreso en un sobre y lo puso en la bandeja del correo para enviar.
Iba a continuar con su trabajo, cuando pensó que la encargada podría poner en marcha el programa más tarde y si veía su ficha allí sospecharía algo. Claro que tampoco quería que le programasen otra ficha. Decidida, borró las dos fichas del ordenador. Ya más tranquila, continuó con su trabajo del día.
La semana se le hizo algo larga, pues la cita era para el sábado. Por fin llegó el día señalado y pudo comprobar que Ernesto cumplía con sus expectativas.
Los días pasaron rápidos, ya que María Elvira se sentía ilusionada y no paraba de hacer planes en su cabeza.
Cuando las dos semanas de trabajo llegaron a su fin, María Elvira volvió al lunes siguiente a las oficinas de la ETT. Nada más llegar, vio allí a Ernesto, que salía del despacho de la dueña de la agencia. La sorpresa la detuvo por un momento, pero enseguida se fue por él.
—¿Qué haces aquí, Ernesto? ¿Pero tú no tenías un trabajo?
—Y lo tengo, solo había venido a saludar a mi madre... la jefa.
María Elvira empezó a atar cabos: el contrato en la agencia, que Ernesto estuviese allí aquel día... aunque había algo que la tenía en duda...
—¿Y todos los datos que proporcionaste eran ciertos?
—Sí, claro
—Y todo esto, Ernesto… — las preguntas mostraban inquietud y algo de confusión, mientras él se acercaba sonriente—, ¿por qué? No lo…
No le dio tiempo a terminar, Ernesto llegó hasta ella y la abrazó. Sus miradas entrecruzadas eran elocuentes, no quedaba nada oculto, sus sentimientos hacían brillar sus ojos…
—Por ti.


Selin

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21 comentarios:

  1. Cupido 2.0 jeje.. Me ha gustado eso de presentar Internet como el Cupido del mundo moderno :)

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  2. ¡Qué lindo! Muy tecnológico, pero romántico....Jajajaja....De cierta forma es un ardid clásico...Manipular todo para acercarte a quien quieres...

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  3. Sencillo y certero, me agrado mucho la fluidez que le diste al relato, muy buen ejercicio maquiavelico XD

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  4. Jajaja muy divertido y clásico, me gusto tu historia se me hizo romántica y me identifica de cierta forma xD

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  5. ¡Cupido se nos moderniza y utiliza Internet! Me ha resultado muy curiosa la forma de conocerse y la casualidad era demasiada para sostenerse por sí sola, la verdad. El hecho de que lo hiciera por ella de esa manera me resulta muy romántico y original.
    ¡Ha sido muy bonito!
    ¡Un besito!

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  6. Selin: Esta que escribe, es una mujer de la tercera edad y apenas me alcanzó la tecnología.
    En mis tiempos (¡uy, ya va a comenzar!, has de decir)no cuajaban tan rápido los romances, pues se usaban las cartitas...y de aquí a que llegaban.
    En la actualidad todo es más rápido, pero menos duradero, bueno eso he percibido.
    Pues ¡que viva el moderno cupido!
    Cariñosamente: Doña Ku

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  7. Un relato muy acorde con los tiempos que corren, un Cupido práctico y eficaz. Y por supuesto, no te ha faltado el toque imprescindible del amor. Te ha quedado muy bien y engancha. Un besazo

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  8. Muchas felicidades, hermoso relato, muy moderno y original...

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  9. Gracias, GreyShock, va bien adaptarse a los tiempos. :-)

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  10. Gracias, Emma, cambiará la forma, pero el objetivo será siempre el mismo. :-)

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  11. Gracias, Ángela, intento que sea así. :-)

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  12. Gracias, Lunella, conseguí mi propósito. :-)

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  13. Gracias, Karuna, ya ves que Cupido siempre está al día. :-)

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  14. Gracias, osnolasaga, a veces es casualidad, pero si se le echa una mano, es más fácil. :-)

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  15. Gracias, Dora Ku, también empecé con cartas, pues no había otra cosa; luego me he ido adaptando a los avances tecnológicos ...pero no demasiado. :-)

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  16. Gracias, Hada, siempre se usa alguna estratagema para llegar hasta la persona. :-)

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  17. Gracias, Déborah, es lo que toca. :-)

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  18. Gracias, JJ, es lo que intenté que saliese. :-)

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