"El objetivo del crimen" es una novela de X. R. Trigo publicada por Ediciones B dentro de su colección La trama.
Sinopsis (editorial):
Con doce años, y apenas terminada la Segunda Guerra Mundial,
Erika Ernemann, aprendiz en la fábrica de cámaras Contax, es secuestrada, con
su madre y doscientas personas más, por el ejército ruso. Los soviéticos han
decidido que sólo con los técnicos y operarios alemanes lograrán poner en
marcha la fabricación de una réplica de las Contax, las Kiev.
Años después, en 1961, Erika viaja a Barcelona como miembro de la
policía alemana. Los asesinatos de dos mujeres jóvenes le recuerdan demasiado
los métodos de sus secuestradores, los momentos terribles que vivió en su
adolescencia. Con la ayuda del comisario Casajoana, intentará averiguar lo que
ha ocurrido.
Comentarios:
Erika Ernermann, el nombre tras el que se oculta la
verdadera personalidad de la protagonista y también inspiradora real de la
novela, se refiere a esta novela como parte de una serie. Me resulta fácil
suponer que sea así, pues hay bastante flecos en su historia personal como para
proporcionar suficiente material que llenen más libros.
“El objetivo del crimen” avanza en paralelo en dos líneas
temporales diferentes, que se alternan dentro de cada capítulo, diferenciándose
una de otra en el tipo de letra, normal contra cursiva, además de mantener la
misma secuencia en cada capítulo.
Una transcurre en los años posteriores a la II Guerra
Mundial, desde 1945 hasta 1953, primero en Dresden (Alemania) y luego en Kiev
(Ucrania), donde Erika ha llegado junto con su familia y otras personas para
trabajar, aunque son tratados como prisioneros, en la fábrica de cámaras que
han preparado los soviéticos.
El diario de Erika de esa época, destacando lo más notable
casi siempre, aunque también hay sitio para alguna escena más rutinaria, es un
testimonio, bastante duro y desgarrador por la crudeza de los hechos contados,
vividos en persona por la protagonista. Un sufrimiento que marca de manera
indeleble su vida en su carácter y en su comportamiento, sin que los recuerdos
la abandonen nunca.
La segunda línea temporal se desarrolla en marzo de 1961. Es
la trama policíaca y en la que Erika vendrá desde Berlín a Barcelona para
intentar resolver unos asesinatos que podrían tener una relación estrecha con
su propia vida anterior. A veces con la colaboración de la policía española,
otras por su cuenta, saltándose el protocolo.
Hasta aquí todo bien. Tampoco es que pueda objetar nada de
lo que pueda ocurrir allende la frontera, más que nada por puro
desconocimiento. El problema viene cuando la trama recrea algunos aspectos de
la Barcelona de marzo de 1961 que resultan sospechosamente actuales.
Que me encuentre con la Rambla del Raval (original catalán)
y la Rambla del Barrio Chino (traducción al castellano) resulta cuanto menos
chocante si tenemos en cuenta que ese espacio se abrió en el año 2000, después
de derribar unas cuantas construcciones.
Y que haya un momento en el que un personaje monte en el
metro de la línea verde, la verdad es que tampoco me cuadra. Ni siquiera si me
dijese que era la línea III, ya que en ese entonces la denominación correcta
era Gran Metro y terminaba su recorrido en Lesseps, que hasta donde pudo llegar
nuestro personaje, aunque es posible que el autor se haya guiado por la
estructura actual de la línea de metro para acercarlo más a la clínica Quirón,
por cierto, ¿la ubicación original o la posterior? Aunque eso ya es lo de
menos.
Y otra cosa más: denominar en esa época, y más tarde
también, “comisaría” a las instalaciones de la policía en el edificio de Vía
Layetana, podía proporcionar una visita guiada a las dependencias interiores
para que el susodicho saliese de su error por la vía rápida.
Lo siento, “El objetivo del crimen” podía haberme resultado
una buena novela policíaca, pero no ha sido esa la impresión recibida, por una
parte porque deja cosas en el aire sin que venga a cuento (que, según mi
costumbre, no desvelaré) y por otra por esos mencionados problemas con las
localizaciones, que solamente pasarían por alto quienes no conozcan de primera
mano la ciudad de Barcelona, sobre todo si han vivido su transformación
urbanística desde mediados del siglo XX.
Selin
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