jueves, 10 de noviembre de 2011

El día de los cinco Reyes y otros cuentos

En este libro aparece un microrrelato que envié a la 1ª Convocatoria 2011 Microcuento Fantástico. Ha sido seleccionado junto con otros 111 para formar parte de la antología publicada bajo el título de la obra ganadora. Con el aliciente añadido de la concurrencia en esa selección de unas cuantas personas con las que comparto espacio común, ya sea en “Adictos a la escritura” como en “El Multiverso”.
La presentación del libro se realizará el próximo día 19 de noviembre en la librería Argot dentro de las actividades del FANTASTI’CS 2011 que se realizan estos días en Castellón.
Este es el microrrelato con el que participo y que comparto aquí con vosotros:

CULPABLE
Cuando atendía aquel paciente, Adela Galado intentaba no pensar. Había conseguido olvidar su nombre, pero no su crimen, que todavía se mantenía fresco en su memoria.
Había ocurrido dentro de un centro comercial, en una zona de juegos infantiles. La muerte se cebó de manera indiscriminada. Varias familias quedaron destrozadas para siempre. Un guarda de seguridad consiguió interrumpir la masacre. El disparo derrumbó al asesino. Mientras yacía en el suelo, sus víctimas fueron atendidas por los servicios de urgencias. Unas pudieron salvarse, pero desgraciadamente otras dejaron allí sus vidas.
Cuando fue su turno, ya estaba en coma. Fue llevado al hospital, donde permanecía intubado desde entonces a las máquinas que mantenían aquel cuerpo con vida.
El juicio fue breve. Las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad eran contundentes, mostraban un crimen execrable y no dejaban lugar a dudas. El veredicto del jurado fue unánime: culpable. El tribunal condenó al acusado a muerte. Pero no se podía ejecutar a un enfermo, por lo que continuó ingresado en el hospital.
Fue pasando el tiempo y, lejos de recuperarse, se fue acentuando el deterioro físico hasta que se llegó al convencimiento de que nunca se recuperaría. Entonces se optó por una solución alternativa, ya que aquel crimen no podía quedar impune. Una vez se tomó la decisión, ya no hubo más dilación, justo al día siguiente se recibió la orden terminante en el hospital de extraer el ADN del paciente para proceder a su clonación.
Mientras cumplía las instrucciones, Adela Galado sintió que por fin se liberaba de aquella carga y finalizaría aquella pesadilla. Aunque también le estaba ocurriendo que si por una parte llegaba la ansiada tranquilidad, por otra una idea comenzaba a corroer su mente:
¿Sería en verdad culpable aquel a quien ajusticiarían 9 meses y 18 años más tarde? ¿O sería otra víctima más?



Selin


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2 comentarios:

  1. Te imaginas que la justicia llegase a ese punto?? Uff, tanto como un crimen, no sé, pero sí debe quedar algo oscuro en la conciencia... La historia es muy original! Un saludo de una compi de A. a la escritura!

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  2. Gracias, latani, por la visita.

    Más que la justicia, es la sociedad que necesita culpables y hay ocasiones en que se deja llevar por las emociones. :-(

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